jueves, 20 de octubre de 2011

Picos de Europa: Pico Cotalba





LA CRÓNICA
Suena el despertador. No son ni las siete y media de la mañana de un sábado 24 de septiembre y ya estamos en marcha para nuestra excursión Ojanca a los Picos de Europa. En el autobús, parte de la gente no podía ni abrir los ojos por el madrugón. A eso de las 12 y cuarto llegamos a los Lagos de Covadonga, donde nos pusimos las botas para comenzar nuestra marcha. A los cinco minutos David “President” ya estaba cansado de tanto andar y decidió que teníamos que parar en una campa verde llena de gallinas. Algunos mientras comíamos espantábamos gallinas con una capa negra para que no molestasen.
                                                                                                                               
Nos pusimos de nuevo en marcha. En uno de los grupos estuvimos hablando de sueños que habíamos tenido. Cuando le tocó a David dijo que él había soñado con Monjas Asesinas. Desde entonces y a lo largo de toda la excursión las Monjas Asesinas estuvieron con nosotros.
Llegamos al Refugio de Vegarredonda, (1460 m) donde íbamos a pasar la noche. Pero no todos, dos “listillos” intentaron colarse sin tener reservado el sitio y al final hubo que arreglarse, aunque dos Ojancos tuvieron que dormir fuera, con el perro.
Cuando el sol cayó las nubes dejaron el cielo totalmente despejado y había un atardecer de película. Después de cenar nos encontramos con un chico muy majo, que se llamaba Carlos, que con Lourdes, nos enseñó a distinguir las constelaciones y estrellas.
A la mañana siguiente nos dirigimos hacia el Pico Cotalba (2026 m.), que era nuestro destino. Después de andar y andar nos cruzamos con un rebeco que nos siguió hasta cerca del Mirador de Ordiales (1745 m.) Algunos de nosotros escalamos un montículo de piedras antes de seguir nuestro camino hacia la cumbre. Cuando ya se veía la cumbre Quico vio que no se podía subir (hacían falta cuerdas) pero él subió y luego bajó por otro camino, por el que el resto ascendimos. Las vistas eran preciosas: se veían varios picos, como el Requexón, Santa María de Enol y la Torrezuela, incluso algunos decían que veían el Veleta (¡¡vaya vista!!). Bajamos a comer a una campa muy próxima y luego empezamos a descender a toda prisa para llegar al autobús. Cuando llegamos al refugio, solo nos dio tiempo a coger los sacos. Uno de los grupos se fue quedando atrás mientras los otros tiraban hacia los Lagos. El grupo de delante, en el que iba David fue más rápido seguramente porque pensaba que le perseguían las Monjas Asesinas de sus sueños.

Al final todo el mundo fue llegando hasta el bus a su ritmo, unos antes y otros después. Todos cansados y no sentíamos ni los pies, pero con la satisfacción de haber llegado y de haberlo pasado en grande. Era más que suficiente.
La mayoría de la gente, en cuanto se montó en el bus, fue cerrando los ojos, menos la “junta directiva” y algún otro que se entretenía haciendo un himno en recuerdo de las Monjas Asesinas.
Fue una excursión en la que lo pasamos fenomenal.


INES SAÉZ


LAS FOTOS  (PINCHA EN LA IMAGEN)




1 comentario:

  1. Fue una gran ruta, además mis tios Jose y Ana dejaron a David el todo terreno para recoger a gente que iba atrás, para lelgar antes a Valladolid

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